lunes

Des-solación

La soledad acecha sobre los hombros de los muertos que tratan de volver.
Tus silencios me incitan a incontables explicaciones, desde las más plausibles hasta las descabelladas completamente, y el barullo de la mente desespera. Pero no te pregunto nada; siento el deber de no hacerlo, y espero que no estés rodeada de malas lenguas en mi contra.

Mis torpes intentos de reanudar nuestra cercanía naufragan en el mar que nos separa, hasta que por milagro, una tabla abraza mis palabras y escucho de tu boca un tierno "yo también te amo".
Mis besos encuentran la ruta a tu sonrisa, pero, por el esfuerzo, no quedo saciado. Por un instante muero de miedo y cuando chapaleo por sobrevivir, recuperando la cordura, recuerdo que te dije "mañana hablamos".

Tendré una nueva oportunidad de cruzar el charco y llenar de sonrisas mi ausencia. Aunque sea diciembre y todo me recuerde tus cálidos abrazos.

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