martes

Varias cosas, todas fortuitas, me han enfrentado con vos. Y este enfrentamiento, del cual no salís muy bien librado, tuvo lugar dentro de mí, en algún rincón donde se conectan la memoria, la razón, la emoción y los sentimientos, un lugar aún indómito para la neurología.

La conclusión de este evento se resume en una frase que puede responder a todos tus gritos desesperados y muchas veces descontextualizados: "¡el reaccionario sos vos, capucho...!"

La pelea comenzó con varios chispazos de lucidez que me mostraron lo incierto de tu estallar entre nubes de gas, humo, gritos y clorato de potasio.

Viendo las cosas desde afuera, desde un punto de vista nuevo, pude contemplar el fondo de todo este ritual primario en el que se escenifica una lucha mítica entre el bien y el mal, donde cada uno de los lados presume de ser el bueno.

Desde afuera pude contemplar la falta de visión y de claridad en los objetivos, que todo programa exitoso necesita para desarrollarse. Y por esa carencia de objetivos, y por esa falta de visión, te puedo decir que vos sos, capucho -pobre capucho- vos también sos un reaccionario.

Pero, ¿cómo me dí cuenta de que no hay programa ni visión ni objetivos claros? Comparando ese ritual mágico que vos llamás tropel con las revoluciones exitosas que tanto ensoñás. Y, estando en ese ejercicio me nacía una pregunta cuya respuesta es triste: ¿y si este tropel tiene ganadores y perdedores, y si, de pronto, por asuntos mágicos, ganan los capuchos, qué sigue entonces? ¿Cuál es el próximo "objetivo militar" -si pueden usarse estos términos para referirse a tan emocional y espontánea organización? ¿Cuál es el programa de lucha? Y otra más dura: ¿cómo puede haber una lucha sin programa, sin visión, sin objetivos?

El ritual mágico tiene una función general de catarsis, es decir, de descarga y limpieza; de purificación. Esta función es más obvia cuando el ritual pone énfasis en la violencia y se caracteriza por acciones y reacciones como la lucha contra el minotauro cuya versión actual puede verse en el toreo. Otras formas de ritual en los que se llega a la catarsis a través de la lucha se encuentran en la historia: el circo romano, el juego de balón de los aztecas o sus guerras. Esta función de purificación, como no va acompañada de cambios sustanciales en los participantes, también busca la conservación de un cierto statu quo que hace al ritual, periódicamente necesario. De allí la ausencia de programa, la estática que paraliza al movimiento estudiantil.

Las emociones, de manera semejante a los rituales, buscan descargar algo insoportable a través de medios corporales que involucran la acción. Pero luego de la descarga no ocurre ningún cambio sustancial que permita un avance, sólo se trata de una calma sin comprensión y sin cambio de posición; sin conciencia.

Como ves, si es que llegaste hasta este punto de la lectura, lo cual me parece buen signo, ya que indica disminución de tu reactividad; si seguís manteniendo un statu quo a través de mecanismos de descarga semejantes a rituales con alto contenido emocional, si seguís carente de visión, si no encontrás respuesta a la pregunta que te punza con un sencillo "y luego qué", por más que grités, por más que explotés, por más rabia que te dé, por más inaceptable que te parezca y por más que me estés gritando en tus adentros que soy un reaccionario facho, te puedo contestar con propiedad que el reaccionario, capucho -pobre capucho-, el reaccionario sos vos.