martes

Una experiencia frente a Zeitgeist

¡Qué pequeña soledad la de estar aquí y no querer estar...!

!Qué soleada estadía aquí cuando, al calorcito del sol, recuerdo que aquí no debería estar yo...!

!Qué estadio de espejo quebrado éste darme cuenta de que no quise nunca formar parte de los que me reclamaban para sí, y pedían de mi hacer, un semblante...!

!Qué esponjosa sensación la de escurrirme para no tener más el impregnado olor a Suiza de hace dos siglos -o menos; qué ganas de escurrir hasta lo último esa postura de maniquí muerto que dice saber y no sentir, oír y no dormir...!

Qué zanja oculta la que encontré al jugar a no saber y saber luego que no era cuestión de jugar sino de ser...!

Ahora que me doy cuenta de todo esto, ahora que lo expreso en mi libre albedrío y ya no enmudezco, me doy cuenta también de que, a pesar de todo loo que estaba descubriendo, me queda todavía un resto de muerto que boga solo en medio del tiempo haciendo lo que no quiero y lo que quiero no haciendo...

Aún queda en formación tendiendo ano morir y empujando a la peste que todos pregonan como naturaleza animal y que busca la comodidad fatal de una muerte lenta, de un suicidio hecho lentamente. Entonces, pregunto con Saulo: ¿Quién me librará de este cuero de muerte?

Comienzo a crecer más en espíritu y en verdad, y comienzo a darme cuenta de que todo ese andar, ese cambio de vida, esa lucha entre paradigmas, todos esos cambios, no son sólo cosas de mera lectura sino que la experiencia del vivir que traen consigo nos pueden llevar a no ver lo que otros han visto, y sentir lo que otros nunca han sentido.

Me doy cuenta de que tenía que cambiar y salir de la crisálida cantando más que Jonás; porque ahora soy vivo, y no muerto como sentía que era. Ahora me doy cuenta de que se cierra un círculo vicioso existencial dejando un aprendizaje: no hacerse el que no se es, sino ser el que se es con los que se está. Ser a pesar de ellos, a pesar de lo que esperen o deseen, ser y nada más...