jueves

Norte-Sur

El día en que naciste para mí, lo hiciste como una idea incómoda y pesada, como una posibilidad que estorbaba mis deseos.
Hoy eres grande, irónicamente más avanzado y poderoso, grandioso y fanfarrón.
Te me presentas como "la única posibilidad" en mi camino y me miras desafiante.
Te crees importante y único.
Te crees arriba de mí y los míos. Y, con todo ese narcisismo, sé que me tengo que enfrentar a vos, acercarme, internarme, descubrirte; ¡tal vez haya oro o diamantes en tu seno y yo tan solo vea tu cubierta mohosa y ruinosa...!

Por eso te miro junto a mi propio camino y sé que no me olvidaré de mis riquezas, de mis preciosas piedras verdes y doradas.
Te he de conocer para darte la oportunidad de la epojé, no para que tu me des "tu oportunidad".
Yo seré quien se aproveche de tus riquezas porque he de traerlas de vuelta a donde pertenecen.

Me paro sobre ti, sobre tu mirada arrogante y miro al horizonte, hacia el Sur, para no olvidar el camino de regreso.

Grande, firme, sabio, así volveré de tu árida escuela y, así como mi primer destierro, será corto y se sentirá largo. Entonces te volveré a mirar y ya no me parecerás amenazante.