miércoles

Respuesta desde adentro

Siempre buscando encontrar la libertad...

¡Qué ceguera...!

Nunca escuchas mi consejo. Crees que soy una máquina de tranquilidad, un ansiolítico cultural...

¡Muy imaginativo...!

Y dónde queda el dominio de sí que alguna vez enseñaste a tus alumnos... Ahora ni siquiera predicas lo que haces porque no te das cuenta de nada. Te haces el sordo y con tu terquedad pierdes mucho más que las orejas.

Si la libertad fuera tan lejana a tu bienestar, para qué te serviría...

Me gusta cuando sueñas con un mundo libre, pero la tristeza me embarga al ver que tu concepto de libertad tiende a la descomposición. Me entristezco al oír que tu libertad es única, inconsciente, egoísta. Me entristece porque deja de ser libertad para convertirse en descontrol, en esclavitud. Me entristece porque veo que no te gustó uno de tus más valiosos atributos: la razón. ¿No ves que la lógica que pregonas a boca llena como más perfecta que Yo, contradice por sí misma la existencia de un concepto que vale sólo en un caso? Veo que no haces uso valioso de tu razón y por eso no oyes el eco de mi voz que te habla en el idioma más primigenio que tienes, el de tu cuerpo. ¿No ves la inoperancia de tu vida sin mi lenguaje, sin mi aliento? ¿No sientes el frío de no escucharme, de no saber qué te estoy diciendo?

Claro que lo sientes. Claro que sabes que te falta algo. Claro que no es un objeto, que no es de tu deseo y que sí lo perdiste. claro que no entenderás hasta que conozcas que puedes recuperar tu capacidad de contacto conmigo.

Tu libertad sólo es un sofisma creado por tu arrogancia. No es más libre quien tiene más de dónde escoger, sino quien sabe decidir y afrontar.

Buscas la libertad en todos los verbos y acciones que ejecutas desechando el único verdadero, el único que procuras desmentir con tu impertinente lógica que sin tu existencia no existiría, vivir, ser completamente vos, ser en el mundo con los otros, ser en el tiempo y el espacio.

Cuando te des cuenta de quién eres y de tu origen, mucho después de que hayas liberado a tu pobre libertad de tus miserias; después de que tu libertad verdadera te libere de las esclavitudes que quieres que te liberen. Cuando abras los ojos de tu razón y veas qué eres, cuando conozcas que tu naturaleza es clara y confiable, cuando veas las cadenas que se enrollan a tus pies y te mantienen pesado, persistente en tu arrogancia que cambia los órdenes simbólicos creyendo que así lo cambias todo, cuando veas el ser de todo sin creer en tus nombres, verás la puerta a la libertad verdadera.

Entonces llorarás amargamente para que te la abra. Pedirás con desesperación, pero tu lengua estará tan confundida que creyendo que pides piedad y salvación gritarás que no te crea, dirás que no te oiga, pedirás que no te abra. Porque tu cuerpo dirá una cosa y tu boca otra, y no se pondrán de acuerdo.

¡Si antes de eso callaras...!
Si fueras completamente solo a viajar dentro de ti, conocerías las leyes verdaderas, los órdenes profundos de las cosas. Y luego, cuando en tus viajes, afines tu razón para el propósito sublime que te fue dada desde el principio, antes de que comieras del fruto que esperaba por ti cuando fuera tu tiempo. Si antes del irreparable alejamiento te liberaras de ti mismo conocerías mis deseos, mis propósitos, y la libertad verdadera de ser quien eres. Alcanzarías a conocer los propósitos magnos para los que existes y dejarías sin ninguna tristeza los pobres propósitos para los que te has entregado en esclavitud.

La orientación

Una nueva puerta y un nuevo camino que piden pista ante la vejez del aeropuerto y las antiguas formas de proceder calcinadas por un Viviente siempre nuevo.

Mientras tanto, en el teléfono suena una obertura de Bizet; contesto, eras vos: calmada y linda. Limpia como tu voz, como tu risa, como tus pensamientos...

Sigo apurando el delicioso tinto del momento y recuerdo que lo delicioso del tinto es el amarguito indefinible mezclado con el dulce que uno le agrega.

Así paso este día, entre largas caminatas, conversaciones con Dios, tragos dulces mezclados con amargos, muertes y resurrecciones, preguntas y respuestas instantáneas que harían a cualquier científico indiscreto invocar a la superstición o a la locura.

Sintonías de todo lo que se siente imposible de conocer y siempre tan distante a la razón -tan superficial para perderse en el mar como las tortugas que siguió Custeau en Sipadan. La veo allí, monolítica, congelada, muerta. Pienso que era mejor sobrevivir a esa muerte que sentirse vivo gracias a su existencia. La veo atrapada, buscando el aire en un espejismo, muriendo engañada por su propia trampa antiengaños. La veo y no puedo evitar que salga una lágrima descarriada por los ojos del espíritu que sobrevive y supervive a todas esas muertes, aunque le duelan un poco y en silencio.

Ahora sigo con mi espíritu más allá, conociendo las cavernas donde tantos se han extraviado. Volteo por última vez y veo los cadáveres en procesión de tantas tortugas, de tantos aventureros porfiados, comenzando desde Platón y desde antes. Seco mis lágrimas y volteo. Ya no puedo hacer nada por ellos. Miro adelante y encuentro a los vivos.

sábado

El influjo de Jezabel

En Colombia es normal dedicarse al delito; desde los grandes delitos como el narcotráfico hasta los más pequeños como el robo callejero, existe una actitud social que los acepta y los aprueba. Y no sólo está clara en las reacciones ante la anécdota, llenas de naturalización y aceptación, cuando no están cargadas de convenciones que culpabilizan a la víctima del delito: desde el insulso, pa' qué es bobo, hasta el más naturalizado, 'ya perdió'. Todas son manifestaciones de una inversión de los valores que sorprende en Medellín, por el rápido cambio que coincide paranóicamente con los más descarados amoríos estatales con las organizaciones delincuenciales. Del tan común linchamiento público del ladrón al ya perdió feo en menos de una década... Polaridad de polaridades, nada más que polaridad. Nada de integración. Ahora estamos en el otro lado del campo de fuerzas.

Pero no es sólo en el pueblo donde se evidencian estas aquiescencias. Un asunto tan básico como denunciar un robo callejero con las pérdidas que éste dejó, no es ya un informe con el cual la policía toma nota de los hechos, fecha, hora y lugar, lo cual le permitiría llevar seguimiento de las zonas con mayor índice de inseguridad y efectuar movimientos que los contrarresten. En la página de internet de la policía nacional, www.policia.gov.co, no aparece una clara diferencia entre pérdida de documentos y robo de documentos, el formato de informe no admite relato de los hechos, tan sólo fecha y hora, sin lugar específico, sólo la ciudad donde ocurrieron. Está claro que un documento de estas características no puede llamarse 'denuncio', como popularmente es nombrado. Tan sólo se trata de una constancia de que alguna vez se dejaron de tener, por extravío, tales y tales documentos y tales y tales objetos con tal y tal marca y referencia...

Pero la gravedad del tratamiento obedece a la gravedad del delito, como se trata de un delito "menor", o sea una pendejada, algo que no vale la pena, pues no vale la pena realizar un denuncio de verdad. Tampoco vale la pena buscar a los ladrones porque la pena que les pondrían también equivale a la gravedad del delito, o sea una pendejada.

Aparte de eso, como el documento de constancia de pérdida (ya no denuncio) no es claro en quién recae la responsabilidad de dicha pérdida, la registraduría y las demás entidades que te expiden sus documentos, tampoco hacen ninguna distinción entre pérdida y robo, cobrando por igual la expedición de dichos documentos. Entonces, aparte de que te robaron, no sólo quedás como una güeva que botó los papeles, sino que también te cobran nuevamente por ellos.

Pero no sólo para este tipo de delitos se aplica dicho funcionamiento social, porque los desplazados también "perdieron" y están siendo castigados con la indolencia de parte del ciudadano y el desprecio de parte del funcionario; las comunas también "perdieron" y están siendo castigadas con grupitos de 'cuidadores' que se aprovechan del miedo que inspiran sus armas, están siendo castigadas con la infamia de algunos candidatos que se llenan la boca diciendo mentiras acerca del conflicto que aún viven y están siendo castigadas no teniendo más opción que votar por esos mismos delincuentes que aún están de amoríos con esa puta Jezabel que llama a lo malo bueno y a lo bueno malo, seduciendo a sus hijos con el brillo de sus riquezas y la celeridad con que se las consigue para destruirlos como lo hizo con su primera víctima Acab.

Pero los perros comerán sus huesos y no quedará nada que enterrar.

jueves

Para todos los patriabobanos.

Gracias a las 'licencias históricas' advertidas al principio de La Pola, me dio por averiguar la historia de los personajes de nuestro relato de 'independencia' y de dar tumbos por internet, encontrando la punta de los hilos para desenredar la maraña, me entero de que la patria boba no se ha acabado. Somos patriabobanos por tradición.


Los antioqueños quieren ser su propia patria, los pastusos quisieran ser otro reino (no sé qué opinarán los sanandresanos o los chocoanos), los panameños ya lo lograron, los guajiros son más felices siendo de la nación Wayu, y con toda razón. Creo que todos tienen sus razones muy justificables. Desde el principio, esta tierra ha sido gobernada por el egoísmo y el interés personal. ¿Así quién quiere hacer parte de algo? Entonces aparece el federalismo, no para mejorar el desarrollo y respetar las diferentes idiosincracias, ni tampoco para brindar mayores oportunidades económicas a cada región -que se convertiría en estado de una unión o federación-, sino que aparece para desencartarse de ese 'maldito' país que tanto nos roba, que tanto nos odia, que tanto nos ataca, que tanto nos olvida... Entonces no se trata de una unión sino de un desencarte, de un desenguayabe.


Pero la verdadera resaca sería lograr una separación sólo por estos motivos. Sólo serviría para tener que enfrentarse a la realidad de tener ese egoísmo y esos intereses personales gobernando en cada una de esas razones regionales, lo cual sólo replicaría el problema cada vez a una menor escala geográfica, aunque en el campo psicológico y sociológico, la magnitud del problema sería el mismo, porque no habría ninguna transformación estructural, ningún movimiento hacia adelante.

miércoles

"De nada sirve escaparse de uno mismo" Moris.

Nos dirigimos a Google como si fuera el oráculo de delfos, con la esperanza de que encontremos lo que buscamos. Con la esperanza inútil de que el motor de búsqueda nos lea el alma y descubra nuestros deseos y necesidades más profundas y vitales y nos muestre en un pantallazo las soluciones existenciales que se esconden detrás de aquellas sensaciones sentidas tan complejas, como si fuera un sabio infalible de la antigüedad y tuviera las agallas y el tacto para ponernos frente a frente con nuestros propios miedos y dolores sin hacernos huir.

Leer la vida de algunos artistas contemporáneos que terminan locos y alienados por las drogas y los excesos, encontrar que esta cosa que creemos tangible y que llamamos vida es tan lábil que puede apagarse como una llamita al viento o quedar como un rescoldo que busca un soplo divino para volver, tal como se apagó la de Tanguito y la de Cerati espera un soplo vital. La inminente fragilidad de la vida, aún en condiciones favorables genera una especie de vértigo espiritual que en estos tiempos tratamos de solucionar de formas incompletas y pueriles. Si no intentamos anestesiarnos con cualquier sustancia u ocupación inútil, que es la solución más común, hacemos una variante de esta última y nos dedicamos a cuestionar a Google con algunos de nuestros complejos y sentimientos, tratando de encontrar a álguien más que los viva y reconozca, buscando resonancia. Pero lo que hallamos es un eco de nuestras preguntas. El problema no está en el oráculo y la técnica con que se le interroga, ya que allí no está la solución. El problema es que nos hacemos caso omiso y negamos lo que ya sabíamos desde el principio de este texto: la respuesta está detrás de nuestras sensaciones. A quien hay que interrogar es al ser que las siente. El oráculo sólo devuelve las preguntas y revuelve el vacío que ya se tenía, dando lugar a la necesidad de volverse sobre si mismo que es el principio para hallar la solución al vacío y la tristeza que vagamente aluden a la futilidad de la vida de aquellos artistas o de cualquier otro que nos interese, porque en realidad son sentimientos y sensaciones nuestras que al contacto con historias que nos conmueven, resuenan y se suscitan reacciones personales de búsqueda, reacciones inquietas que tratamos de embobar usando al gran psicofante de la internet, ¡como si fuera tan facil engañarse a uno mismo...!