lunes

Cibernética Cósmica

Cansado de recorrerse por dentro con tanto tiempo para tan poco cuerpo, despacio
despacito
así...sssss s s s s sí así...

Sólo sentía por dentro un zumbidito. Como dormido. Disfrazado de muerto. Mejor, disfrazado de disfraz. Era su propio dibujo dibujando al mundo que no lo veía, que era el papel.

El dibujo de un muerto lentamente, dibujando al mundo de papel para existirlo.
Así fue que quizo seguir.
La pluma era lo que lo dibujaba a él.
El dibujaba al papel.
La pluma era un dibujo inexistente.
No había pluma que lo dibujara, estaba en el mundo de papel que él dibujaba para que existiera la pluma que lo dibujaría.
El origen no era el que dibujaba al mundo de la pluma que lo dibujaría. Al contrario. No eran dibujos. Solo dibujaban algo más.

Cuando estaban aburridos se sentaban a dibujar una silla para sentarse a dibujar. Después dibujaban una silla para dibujar.
Con la silla dibujaban un dibujo de ellos.
El dibujo los dibujaba a ellos en una silla, con una silla para dibujar, dibujándose ellos; y dibujaba una hoja mundo de papel donde había plumas, sillas, dibujos ellos, y todos estaban dibujándolo todo.

Pero ya descansaron, ya dibujaron. Ahora el mundo los hizo creer que eran dibujos con voluntad para dibujar y ellos ya no lo creían.
Todo fue producto de otro sistema.
Ahora era el sistema de los que destrozaban todos los dibujos.
Ellos, que sentían que el mundo no era ya esa apariencia sino que era duro y pesado, doloroso; que tallaba, que era incómodo.

Ellos, entonces, no dibujaron más: gritaron un grito que los gritaba a ellos...