sábado

LO QUE NO TE TOCÓ, VIEJO JOHN

"Un día después de la guerra, si después de la guerra existe un día. Te tomare entre mis brazos y te haré el amor, si después de la guerra me quedan brazos y si después de la guerra existe amor”.
JHON LENNON
Sí existen días después de la guerra... Después de la guerra que vio el viejo John. Sí existe amor después de la guerra... Después de la guerra que le tocó al viejo John. Pero no le quedaron ni brazos ni piernas, sólo un hilo de voz que suena y sueña en cada memoria que recuerda su mágica canción, Imagine...
Lo triste es que también suena como cortina de cartón en cada una de las campañas con recuerdos aterradores que intentan poner algo de reflexión a tanta barbarie, pero que lo único que logran es vaciar la canción de su valor, haciendo más delgado el hilo de voz del viejo John...
Sólo logran generar mayor tolerancia a la frustración y al veneno de la guerra: frustración de los sueños que pregonan con Imagine de fondo y veneno para el alma cuyo ingrediente activo es la muerte como figura. Veneno que alimenta el desprecio y el odio aumentando el corazón henchido de pasiones violentas y sostenido por una mano dura y a la vez lívida como mármol, cuyo mayor orgullo es llamarse a sí misma mano firme pregonando estar limpia de maldad, olvidando el olor del combustible para motosierra... Veneno cuya mayor virulencia está en las imágenes de la muerte y el color de la sangre que es la misma que mana del campesino al ser mordido por la sanguinaria, serpiente que desangra con una mordida el cuerpo del hombre, de la mujer o del niño, cuerpo de familias enteras que mueren y mueren bajo el poder del cilindro que estalla, bajo la sierra que retumba en sus cuellos, bajo el puñal que disimula la guerra por el control de otros venenos que venden en los barrios, bajo el disparo perdido y mal encontrado, bajo el proyectil dirigido de un dedo índice que acusa verdades o falsías, bajo el grito furibundo que no tolera ningún otro grito, bajo la orden de acaben con esos bandidos, bajo el odio que triunfa y recorre campante escondido en los epítetos de seguridad democrática, beligerancia, justicia social, migraciones internas, derecho a la protesta, orden público...
Todo es odio.
Odio en estado puro.
Odio del que destruye: odio real, físico, virulento...
Odio en estado purulento y cuya virulencia es mayor que la de la gripa.
Odio infecto-contagioso en estado puro:
eficacia igual o mayor a la de la bomba de hidrógeno.

lunes

Lo mítico de nuestras retaguardias conceptuales

¿Qué podemos hacer para avanzar? ¿seguir creyendo que la psicología es Freud? ¿que la antropología es LeviStrauss? ¿que la sociología es Comte, que la filosofía es Kant?

Qué podemos hacer: ¿pontificar una y otra vez?

¿Para qué? ¿Para que siempre tengamos la respuesta cuando criticamos algo? ¿Para que cuando anunciemos resolver los enigmas que plantean las discusiones entre las disciplinas científicas y las religiosas, nos quedemos dentro de nuestro marco de referencia y sigamos mirando hacia atrás para poder tener la razón? ¿Para no avanzar? ¿Para qué seguir haciendo los mismos análisis que ya reposan en la retaguardia del siglo? ¿Para sentirnos seguros? ¿Para no arriesgarnos? ¿Para no ser quemados en alguna hoguera? ¿Para no ser perseguidos?

Sea lo que sea que creamos, lo que sea que defendamos, lo que sea que pontifiquemos, lo que sea que critiquemos; sea lo que sea esa doctrina, si nos salimos, nos queman en su pira de purificación... Todos tenemos chivos expiatorios, todos tenemos rituales expiatorios. Todos tenemos pensamiento mítico y pensamiento mágico.

¡Y por eso nos vamos a desmadejar? Qué cobardía sería hacerlo... Si nos llama la vanguardia, no como un canto de sirenas, sino como una misión confiada a nuestra vida, como aquello para lo que vivimos, por qué hemos de salir huyendo como Jonás lo hizo... ¿Acaso queremos ser tragados por el gran pez del miedo, o de la inseguridad; el gran pez del desprecio, o de la discriminación?

Pues tres días después de mucho llanto y desesperación; es decir un tiempo completo, una totalidad de tiempo, una gestalt de tiempo, tiempo existencial, tiempo que no se mide sólo con el minutero del reloj, sino con aquello reflexionado y aprendido, con aquello descubierto y enfocado, aquello que permitió desarrollar una nueva posición para enfrentar el desafío; después de ese tiempo, aquel hombre despreciativo de Jonás partió a anunciarle una noticia salvadora a aquellos a quienes odiaba...

¿Qué hacemos ahora con esto? ¿Ignorar que estamos llamados a la vanguardia para anunciar noticias salvadoras a muchos que hemos despreciado, prejuzgado, seleccionado negativamente, alejado, olvidado, y seguir enrutándonos en camino contrario -hacia la retaguardia-, dirigiéndonos al barco que, en busca de la seguridad, naufragará para que nos trague el pez grande con la muerte del hombre que tiene miedo de hacer contacto también con aquello que desprecia, y alargando el camino sólo por no cambiar antes de todo esto? Si podemos cambiar antes, ¿Para qué vamos a dar semejante rodeo...?

martes

¡Urgentes!

Así es de urgente darse cuenta de la muerte en que se mete el que cree que la vida es un ratito de sencilla chabacanería y que no importa lo que se haga, nada de lo que se diga cambiaría las suertes de los que no se conocen.

Es urgente comprender que casi siempre la euforia, la fiesta y el lujo hacen parte del mecanismo de defensa que busca evitar lo incómodo y difícil de sufrir: el mecanismo de deflección, desviación o distracción ante lo difícil de enfrentar. Cuando sólo tenemos una respuesta por repertorio de defensa, somos unos inadaptados ante la versatilidad de las problemáticas que, por tanto, nos abrumarán con su creativa pluralidad.

Es urgente encontrar otras formas de decir, sentir, expresar y enfrentar. Para que no fosilicemos las luchas, como está sucediendo en este pedacito de tierra que llamamos patria (familia en griego). Y si bien es cierto que en mi país hay muchísimos secuestrados, en términos generales, también es cierto que hay muchísimos desaparecidos; también muchísimos desencantados, muchísimos fósiles, muchísimos despechados, muchísimos que tan sólo tuvieron una alternativa que elegir; porque no se puede llamar elegir al ejercicio de tomar loa única posible solución. Pero en mi familia también hay muchísimos lobotomizados que han perdido la capacidad de encontrar el resto de soluciones posibles; también hay muchísimos muertos que sacian su condena existencial llenando sus arcas con fatuo dinero; hay muertos que huyen porque tienen vergüenza de encontrarse con los lectores de Pedro Páramo que los llaman para conocer a su corrupto padre... Hay por montones, niños que juegan a dar y recibir muerte, niñas que buscan quien les dé la pintica para salir de la casa donde sufren humillación por un lado y descrédito por el otro; canciones urgentes hay por montones. Pero no basta con cantar, así como no bastaba con rezar... No basta con una sola cosa. No basta con que sólo leáis estas palabras, así como no basta con que las registre en esta brillante superficie. Hay que vivirlas cada vez que se sale a la calle, hay que cantarlas, hay que decirlas, hay que recordarlas, hay que orarlas, hay que cambiarlas, hay que hacerlas vivir para que puedan cambiar. ¡Sólo lo vivo evoluciona, sólo lo vivo cambia! Lo único que no hay que hacer con estas palabras es dejarlas fosilizar.

lunes

CORAZONES URGENTES

Que los corazones heridos desborden sus fuentes; que sus fluidos alcancen la altura del suelo y fertilicen estas tierras estériles de raíces y de sueños congelados con fuego y bajo fuego.Que se expongan so riesgo de sentir, afectar y afectarse en este mundo descorazonado, acorazado y frívolo, en el que la fiesta, la euforia y el baile van siendo el decorado de nuestras nuevas, limpias, puras, tenues, frescas, excitantes, naturales y saludables celdas.Que los corazones recuerden y canten con Fito; que se ofrezcan de par en par y de impar a impar; que se atrevan y se lancen de rascacielos mientras se abrazan con Charly; que eviten que Kurt Cobain se quiera volver a volar la cabeza, y que lleguen a tiempo para detener la mano que nos privó de Lennon. Que tejan la proclama de Facundo: que hagan un paraíso de este maldito infierno, donde las banderas se pudren patrióticamente y las madres alimentan a sus hijos para la guerra.

martes

"La Cultura de la Basura"

Boleros cantineros de fondo, un tinto para bajar el almuerzo, y una respiración profunda que me da un descanzo para poder hacer -cuando llegue Gloria- lo que vine a hacer.

Miro al frente y lo primero que veo es un gallinazo buscando en la basura; al instante que miro, comienza el bolero del novio vengador, ese que le quita a un amigo desleal, la esposa que antes era novia suya... "Tu no eres mi amigo, ¿amigo de qué?" ¡Qué basura...! -pienso. ¡Hasta cuándo durará la mentalidad absurda que considera al dinero como un equivalente de la felicidad...?

Gloria no llega aún; no es la hora de llegar todavía.

El gallinazo sigue tras la basura, pero el bolero de la mentalidad basura, del amigo de basura y de la venganza de basura ha sido cambiado por uno más popular, lo cual lamento: "lo besarás con tus labios manchados..."

Media hora después y nada ha cambiado. Pareciera que la realidad hubiera sido congelada: la mentalidad abzurda de la basura santificada continúa, predomina sobre la tristegresía (no feligresía) de este país que destronó a la alegría cambiándola por la distracción, confiando en que sería mejor forma de afrontar el dolor y la vida; aquella vida de altibajos que se vive al sacralizar la euforia, vanalizando la alegría.

Esta mentira fue propagada por la publicidad hecha a los distractores que como jíbaros experimentados, vendieron fórmulas de felicidad para cada ámbito de la "vida útil" de los individuos dis-gregados pero activos dentro de una especie de grey global caracterizada por el comercio vanalizado en consumo-consumir-ser consumido. Todo esto sigue produciendo basura y atrayendo gallinazos que aumentan en razón al aumento de su nicho y de su alimento. Ya no son sólo los boleros; casi todos los géneros artísticos cantan a una basura naturalizada (considerada algo natural per se, convertida por arte de conformidad en algo natural -live and let die o como sea-, convertida en una cosa que no se puede cambiar, algo por lo que no vale la pena ni llorar; algo que merece la celebración del progreso, de su producto, ¡oh, la basura, evidencia del progreso...!). Cantan al gallinazo y a la absurda mentalidad que los produce.

Así, los negocios se cifran sobre las normas de este sistema de basura que se configura y reconfigura -como la materia recalentada y mil veces vuelta a recalentar de Aureliano Buendía-, en su mismo sistema de basura, en la confianza básica en una sola e innegable verdad: todos son basura y gallinazos y, por eso mismo, hay que desconfiar de todo y de todos, excepto de esta inexorable y fatal certeza, aunque puedan parecer al corazón y a los sentimientos, seres cercanos a los ángeles. El corazón no tiene derecho a hablar; ahora más que nunca desconfiamos de él -dicen, recordando los totalitarismos explicados por el psicoanálisis, o por cualquier otro maniqueísmo moderno.

De este cegar al ser en una sola confianza, y de lo importante que puede ser entonces el parecer puro, confiable, de la necesaria desconfianza que se instaura bajo esta certeza única que pone a prueba las capacidades no verbales de comprensión, los sentimientos, las sensaciones, presentándolas como señales ambiguas que se han desconectado de alguno de los componentes del logos, y por esta desconección irremisible, considerados desconfiables; de esta desconfianza básica nacen las inconformidades ciegas que han llevado a la tumba a tantas de nuestras más preciosas estrellas, todos nuestros angelitos empantanados han viajado sin darse cuenta, como estrellas fugaces, por un firmamento de inconformidades desbocadas e irreconocidas, no articuladas porque hubieran sido omitidas, y no porque fueran inarticulables como lo pretende el fatal y maniqueo sistema de cosas que hasta en las teorías se hace totalitario, sino porque no encontraron suelo donde apearse para comenzar a construir y articular sin traicionar sus inconformidades y certezas.


jueves

MI LOCO

Mientras esperaba sentado tranquilamente en el consultorio, en vez de llegar a tiempo la persona con quien tenía cita, apareció alguien distinto: un muy buen amigo de hace tiempo, cuya llegada no me euforizó, sino que me hizo cantar en tono nostálgico la canción que lo trajo del país de los muertos. ¡La tocaba hermoso en su dulzaina...! 
Después de una risita bisílaba, sacaba de su bolsillo el instrumento plateado, con los ojos cerrados lo ponía en su boca y, sentado en el suelo, comenzaba a tocar una melodía de Milanés. 
Su indumentaria de juglar, su fisionomía de gitano, su amor por Dostoievsky, su armónica mágica, en fin, todo lo que era, traían con él un halo de paz que inocentemente se transmitía. Era un niño grande... No, era, más bien, un viejoniño. Combinaba la sabiduría del viejo y su madurez con la inocencia y la ternura del niño. El loco de las cartas del tarot se habría avergonzado frente a él por no ser el arquetipo único de esa escaza forma de ser...

Deja de sonar la canción que lo trajo: "Todavía, yo pregunté ¿te quedarás...?"
-No; no puedo flaco- fue la respuesta... Y con su cuerpo entero, libre ya de captores, sin rastro de sus maldades; con sus ojos azabache puestos en su lugar, con su cabello largo y sus manos en la armónica, y la armónica en la boca, caminando con sus propias piernas hacia un sol poniente, en medio de los semi desiertos de Cúcuta, entonando la canción que lo trajo; lo dejo irse en paz. No va ya hacia el país de los muertos sino que camina vivo en cada nota de canción que quieras y en cada gota de vino que libas. Camina por los campos del país, por los semi desiertos de Cúcuta, por sus calles y parques. Recorre, también, tranquilo y risueño, las calles de Caldas, donde hoy vino a tocar en su armónica la canción que lo trajo para hacerme cantar.



martes

Una experiencia frente a Zeitgeist

¡Qué pequeña soledad la de estar aquí y no querer estar...!

!Qué soleada estadía aquí cuando, al calorcito del sol, recuerdo que aquí no debería estar yo...!

!Qué estadio de espejo quebrado éste darme cuenta de que no quise nunca formar parte de los que me reclamaban para sí, y pedían de mi hacer, un semblante...!

!Qué esponjosa sensación la de escurrirme para no tener más el impregnado olor a Suiza de hace dos siglos -o menos; qué ganas de escurrir hasta lo último esa postura de maniquí muerto que dice saber y no sentir, oír y no dormir...!

Qué zanja oculta la que encontré al jugar a no saber y saber luego que no era cuestión de jugar sino de ser...!

Ahora que me doy cuenta de todo esto, ahora que lo expreso en mi libre albedrío y ya no enmudezco, me doy cuenta también de que, a pesar de todo loo que estaba descubriendo, me queda todavía un resto de muerto que boga solo en medio del tiempo haciendo lo que no quiero y lo que quiero no haciendo...

Aún queda en formación tendiendo ano morir y empujando a la peste que todos pregonan como naturaleza animal y que busca la comodidad fatal de una muerte lenta, de un suicidio hecho lentamente. Entonces, pregunto con Saulo: ¿Quién me librará de este cuero de muerte?

Comienzo a crecer más en espíritu y en verdad, y comienzo a darme cuenta de que todo ese andar, ese cambio de vida, esa lucha entre paradigmas, todos esos cambios, no son sólo cosas de mera lectura sino que la experiencia del vivir que traen consigo nos pueden llevar a no ver lo que otros han visto, y sentir lo que otros nunca han sentido.

Me doy cuenta de que tenía que cambiar y salir de la crisálida cantando más que Jonás; porque ahora soy vivo, y no muerto como sentía que era. Ahora me doy cuenta de que se cierra un círculo vicioso existencial dejando un aprendizaje: no hacerse el que no se es, sino ser el que se es con los que se está. Ser a pesar de ellos, a pesar de lo que esperen o deseen, ser y nada más...