lunes

Des-solación

La soledad acecha sobre los hombros de los muertos que tratan de volver.
Tus silencios me incitan a incontables explicaciones, desde las más plausibles hasta las descabelladas completamente, y el barullo de la mente desespera. Pero no te pregunto nada; siento el deber de no hacerlo, y espero que no estés rodeada de malas lenguas en mi contra.

Mis torpes intentos de reanudar nuestra cercanía naufragan en el mar que nos separa, hasta que por milagro, una tabla abraza mis palabras y escucho de tu boca un tierno "yo también te amo".
Mis besos encuentran la ruta a tu sonrisa, pero, por el esfuerzo, no quedo saciado. Por un instante muero de miedo y cuando chapaleo por sobrevivir, recuperando la cordura, recuerdo que te dije "mañana hablamos".

Tendré una nueva oportunidad de cruzar el charco y llenar de sonrisas mi ausencia. Aunque sea diciembre y todo me recuerde tus cálidos abrazos.

Amor

Siembra una semilla
Abónala
Riégala
Y confía

Que no te oiga desesperar

Si puede germinar
Verás su pimpollo
No por tus afanes
Sino por sí misma
La ley de su entidad
Será manifiesta.

Saudades

Suena Wild Horses en el celular y mi cuerpo recuerda un viejo cassete de Black Sabbat que terminaba el lado b con esos mismos caballos salvajes de los Stones. Por el otro lado, la última canción era Changes, con la voz adolorida de Ozzie. 
Mi memoria hace un recorrido por el tiempo y me trae el recuerdo de un amor perdido. Entonces comprendo la atmósfera espesa de esta fría mañana.
Mi celular parece saberlo y continúa con What it takesAngel, de Aerosmith. Vuelvo al presente y me siento un ex náufrago cuyo llanto le recuerda la zozobra. 
You're the reason I live, you're the reason I die, repito con la canción, como un ensalmo, mientras trago la fresca saliva que llenaba mi boca.
La fria mañana se torna soleada y el ritmo acelerado del trabajo vuelve a sepultar la herida, un poco más sana y menos honda.